Este mes ya está aquí.
Y con él, la oportunidad de volver a empezar, pero esta vez, no desde la prisa, no desde la ansiedad de hacer más.
Este mes, te propongo comenzar desde otro lugar: Desde el alma, desde la claridad.
Y sobre todo… desde la fe.
Porque sí, vamos a hablar de objetivos, metas, ejecución, pero también de eso que muchas veces olvidamos en medio del corre-corre: soltar el control para volver a confiar.
Una de las cosas más transformadoras que he aprendido es esta: puedes ser estratégico sin dejar de ser espiritual.
Puedes escribir tus metas con toda la intención, pero también puedes entregarlas, confiar y permitir que la vida (o esa guía divina en la que crees) haga su parte.
Haz tu plan, sí, pero suéltalo.
Suéltalo sabiendo que no todo depende de ti.
Y que cuando tú haces lo que te corresponde, el resto también se acomoda.
No escribas tus metas desde la escasez, el miedo o la comparación.
Escríbelas desde lo que te inspira, te expande y te da paz.
Pregúntate:
¿Qué quiero realmente vivir este mes?
¿Qué deseo crear, ofrecer, experimentar?
¿Qué me acercaría más a la versión de mí que sirve con amor?
Y desde ahí… crea tus objetivos.
Porque si están sostenidos por tu fe, tu visión y tu propósito, ya tienen poder.
Una meta sin acción se queda en deseo.
Pero acción sin propósito… se convierte en carga.
Por eso, este mes te invito a:
Elegir tareas de alto impacto, no solo tareas pendientes.
Implementar eso que ya sabes, aunque sea imperfecto.
No esperar a sentirte “listo”, sino avanzar desde donde estás.
Priorizar lo esencial, incluso si no parece urgente.
Y sobre todo:
no confundas acción con desconexión.
Estar ocupada no siempre es estar alineada.
Tú eres la raíz de todo lo que haces y si tú no estás bien, tu energía lo va a reflejar.
Por eso, este mes, no te pongas de última.
Cuida tu mente
Cuida tu cuerpo
Cuida tu conexión espiritual
Porque cuando tú estás conectada contigo, el servicio fluye con más amor, más claridad y más impacto.
Aquí te comparto una guía sencilla para comenzar tu mes desde la fe y la intención:
1. Escribe 3 metas del mes: Conéctalas a tu visión más profunda, no solo a tus pendientes.
2. Identifica 1 tarea de alto impacto para cada meta: La que de verdad te acerque a lo que quieres vivir.
3. Elige una práctica diaria de reconexión: Oración, escritura, silencio… lo que te acerque a esa guía interna.
4. Crea tu frase ancla del mes: Una que te recuerde que no estás solo:
"Confío, camino con fe, hago mi parte y entrego el resto."
5. Respira y acciona: Haz lo que te corresponde… y luego, deja que tu guía divina también haga su parte.
Este mes no se trata de hacer más, se trata de hacer mejor, de hacer con dirección y de hacer acompañada por algo más grande que tú.
Tu propósito no necesita presión, solo necesita que te presentes con intención,
y que confíes… que todo lo demás se va a ordenar.
“Acciona con intención, pero entrégalo con fe.
Porque el control agota, pero la confianza expande.”
ÚNETE A NUESTRO BLOG
Únete ahora para obtener acceso anticipado a productos, planes y consejos para cultivar una vida como agente inmobiliaria en equilibrio y plenitud además tendras como regalo especial mi diario de gratitud.